- Mi nombre de charca...
- España reencontrada: I - Psicología crematística
- España reencontrada: II - El templo de la eternidad
- España reencontrada: III - Se enciende una estrella
- España reencontrada: IV - Una nueva teoría del clima
- España reencontrada: V - El tiempo y el espacio
- España reencontrada: VI - La mujer, país exótico
- España reencontrada: VII - Las casas
- España reencontrada: VIII - Patriotismo de género ínfimo
- España reencontrada: IX - La huelga de cuernos caídos
- España reencontrada: X - Experiencias de un atropellado
- España reencontrada: XI - La juerga heróica
- España reencontrada: XII - Julio Antonio
- España reencontrada : XIII - La piedra filosofal
- España reencontrada: XIV - La peseta
- España reencontrada: XV - Escultura Kodak
- España reencontrada: XVI - Un admirador
- España reencontrada: XVII - Literatura patológica
- España reencontrada: XVIII - Una tempestad en una taza de te
- España reencontrada: XIX - La taza de te
- En la tierra de los políticos: I - El viaje
- En la tierra de los políticos: II - Los políticos
- En la tierra de los políticos: III - La gracia gallega
- En la tierra de los políticos: IV - La raza
- En la tierra de los políticos: V - El idioma
- En la tierra de los políticos: VI - El acento
- En la tierra de los políticos: VII - Anotniño
- En la tierra de los políticos: VIII - El amigo de mister Borrow
- En la tierra de los políticos: IX - El arado virgiliano
- En la tierra de los políticos: X - Propiedad, abogadismo, política
- En la tierra de los políticos: XI - El celta migratorio
- En la tierra de los políticos: XII - Grandes hombres
- En la tierra de los políticos: XIII - ¿Quién soy yo?
- En la tierra de los políticos: XIV - El camino de Santiago
- En la tierra de los políticos: XV - El botafumeiro
- En la tierra de los políticos: XVI - Cabezas de cerdo
- En la tierra de los políticos: XVII - La vieira
- En la tierra de los políticos: XVIII - Opiniones políticas y literarias de la Rosario
- En el país de la ruleta: I - Los temas literarios
- En el país de la ruleta: II - El treinta y cuarenta
- En el país de la ruleta: III - Los bolsillos y el espíritu de propiedad
- En el país de la ruleta: IV - Un nuevo sistema planetario
- En el país de la ruleta: V - Rousseau y Anatole France
- En el país de la ruleta: VI - El jugador objetivo
- En el rincón de los millonarios: I - El hierro
- En el rincón de los millonarios: II - La reivindicación de los millonarios
- En el rincón de los millonarios: III - El hombre que se vendió brea a sí mismo
- En el rincón de los millonarios: IV - El vascuence
- Una nueva Batracomiomaquia: I - La guerra sobre el papel
- Una nueva Batracomiomaquia: II - El pueblo de los gases lacrimantes
- Una nueva Batracomiomaquia: III - Si los alemanes hubiesen ganado
- Una nueva Batracomiomaquia: IV - El libro futuro
- Los médicos: I - En defensa del resfriado
- Los médicos: II - El virtuosismo de la cirurgía
- Los médicos: III - La viruela obligatoria
- Los médicos: IV - Croydon y Madrid
- Los médicos: V - Microbios a sueldo
- Los médicos: VI - Juventud, divino tesoro...
- Entre caballeros: I - Los desafíos y el médico
- Entre caballeros: II - Los desafíos y la técnica
- Entre caballeros: III - Los desafíos y el honor
- La política: I - Cerebros artificiales para uso de disputados
- La política: II - La industria electoral
- La política: III - Una carta
- La política: IV - El autor necesita un distrito
- La política: V - España, emporio del parlamentarismo
- La política: VI - Los ministros nuevos
- La política: VII - Un artículo ministerial
- La política: VIII - El engaño de las crisis
- La política: IX - Acción política de los mariscos
- La política: X - Arrasamientos
- La política: XI - El Congreso, a cuarenta grados
- La política: XII - Optimismo
- La antipolítica: I - El nuevo decorado del mundo
- La antipolítica: II - Los proletarios de levita
- La antipolítica: III - El sindicalismo como base de una uneva antropología
- La antipolítica: IV - El bolchevismo, enfermedad infecciosa
- La antipolítica: V - La magia del dinero
- La antipolítica: VI - El delito de ser ruso
- La antipolítica: VII - Los rusos políticos
- La antipolítica: VIII - La tiranía del trabajo
- La antipolítica: IX - Una policía filosófica
- La antipolítica: X - Asesinos manuales y asesinos intelectuales
- La antipolítica: XI - Ferrer
Julio Camba Andreu (1884 - 1962) fue un escritor y periodista español. Nació en una familia gallega de clase media. A los trece años, se escapa de casa y embarca como polizón en un barco a Argentina. En Buenos Aires se introduce en los círculos anarquistas y comienza a redactar proclamas y panfletos. A consecuencia de ello, en 1902 es expulsado de Argentina, junto a otros anarquistas extranjeros. De regreso en España en 1903, comienza a colaborar en El Diario de Pontevedra, pero rápidamente se instala en Madrid, en donde escribe sucesivamente en El Porvenir del Obrero, en su propio propio periódico El Rebelde, en El País y en España Nueva.
Su vida como corresponsal en el extranjero comienza en 1908, cuando es enviado a Turquía por La Correspondencia de España. El Mundo le envió a sus corresponsalías en París, Londres y Berlín. En 1912 empieza a escribir en La Tribuna y desde 1913 empieza a colaborar con el diario monárquico ABC, donde escribió durante muchos años, con una interrupción escribiendo en El Sol. Sigue girando por varias corresponsalías. Durante la Guerra Civil sus crónicas (en las que expresaba sus simpatías por el bando franquista), se publican en el ABC de Sevilla. Mantuvo otra colaboración de dos años, entre 1951 y 1953, con Arriba. En este periódico comienza con la reelaboración de crónicas y artículos antiguos que se siguen publicando en ABC y La Vanguardia. En 1949 fija su residencia en el Hotel Palace de Madrid, hasta su muerte en 1962.
La rana viajera cuenta la vuelta de la rana Camba a España después de sus estancias como corresponsal durante ocho años en capitales como Londres, Berlin, Roma o Nueva York, es decir, cuando la rana torna a la charca. Ya no es la misma rana de antes de partir, es menos ingenua, algo más instruida, y hasta está provista de gafas. ¿Qué efecto le producirán las otras ranas a esta rana que está transformada de tal modo? ¿Cómo encontrará su charca la rana viajera, después de una ausencia de tantos años?
Camba utiliza España como punto de referencia por ser español y no porque España le parezca la medida ideal de todos los valores. Y en su opinión, no sólo resultará que España no puede ser un modelo para las otras gentes, sino que no sirve apenas para los mismos españoles. La rana encontrará su charca muy poco confortable. - Summary by Basquetteur y la introducción del libro
Su vida como corresponsal en el extranjero comienza en 1908, cuando es enviado a Turquía por La Correspondencia de España. El Mundo le envió a sus corresponsalías en París, Londres y Berlín. En 1912 empieza a escribir en La Tribuna y desde 1913 empieza a colaborar con el diario monárquico ABC, donde escribió durante muchos años, con una interrupción escribiendo en El Sol. Sigue girando por varias corresponsalías. Durante la Guerra Civil sus crónicas (en las que expresaba sus simpatías por el bando franquista), se publican en el ABC de Sevilla. Mantuvo otra colaboración de dos años, entre 1951 y 1953, con Arriba. En este periódico comienza con la reelaboración de crónicas y artículos antiguos que se siguen publicando en ABC y La Vanguardia. En 1949 fija su residencia en el Hotel Palace de Madrid, hasta su muerte en 1962.
La rana viajera cuenta la vuelta de la rana Camba a España después de sus estancias como corresponsal durante ocho años en capitales como Londres, Berlin, Roma o Nueva York, es decir, cuando la rana torna a la charca. Ya no es la misma rana de antes de partir, es menos ingenua, algo más instruida, y hasta está provista de gafas. ¿Qué efecto le producirán las otras ranas a esta rana que está transformada de tal modo? ¿Cómo encontrará su charca la rana viajera, después de una ausencia de tantos años?
Camba utiliza España como punto de referencia por ser español y no porque España le parezca la medida ideal de todos los valores. Y en su opinión, no sólo resultará que España no puede ser un modelo para las otras gentes, sino que no sirve apenas para los mismos españoles. La rana encontrará su charca muy poco confortable. - Summary by Basquetteur y la introducción del libro
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